Tras un incendio en 1654, se empieza el planteamiento de una nueva plaza mas representativa que la que permite el espacio disponible, para ello adquieren solares, casas... y empiezan las obras con la casa de la Panadería, sustituida mas tarde por el Consistorio Viejo.
En 1658, el jesuita Antonio Ambrosio emprende un nuevo proyecto de plaza, que se construye hasta el 1672. Al año siguiente deciden ampliar el espacio y Francisco de Piñal se encarga del nuevo diseño. Continuan las obras ahora dirigidas por Simón de Vayas.
En 1695, otro incendio afecta a la plaza, que es reconstruida sin cambios hasta el 1758.
La plaza es ligeramente trapezoidal y tiene accesos desde las cuatro esquinas por debajo de los soportales. Las fachadas estas unidas, lo que da una imagen de un recinto cerrado. Solamente tienen aperturas a ambos lados del Consistorio, para realzar sus torreones y en los extremos de esos lados.
Una curiosidad es, que desde 1660 se realizan dos días de mercado en la plaza y hay constancia de que también se celebró alguna corrida de toros en dicha en esta localización.
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